Está es la exposición que nuestro compañero José Francisco presentó en las Séptimas Jornadas espiritas del Mediterráneo. El día 25 de marzo, hotel Robert Palas El Albir (Alicante).
Primero vamos a definir la palabra Paz. Del latín pax (pacis), que definida en sentido positivo, es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad. También se refiere a la tranquilidad mental de una persona o sociedad; definida en sentido negativo, es la ausencia de inquietud, violencia o guerra. Y una vez definida la palabra paz…entramos de lleno en la sinfonía.
Y para ello, Hemos querido elegir éste capítulo para que veamos la íntima relación existente entre el amor y la paz. Y cómo, si fuéramos capaces de vivir amándonos y amando a los demás, la paz formaría de manera automática parte de nuestras vidas, al igual que lo es en los mundos de regeneración. En el Evangelio según el espiritismo… capítulo XI apartado, amar al prójimo como a sí mismo dice:
Amar al prójimo como a sí mismo y hacer por los demás lo que quisiéramos que ellos hiciesen por nosotros, es la expresión más completa de la caridad, por cuanto resume todos los deberes para con nuestros semejantes. A este respecto, no se puede tener guía más segura que tomar, por medida de lo que se debe hacer a los demás, aquello que se desea para sí mismo.
Cuando las tomen los hombres por regla de su conducta y por base de sus instituciones comprenderán la auténtica fraternidad y harán que reinen entre ellos la paz y la justicia. No habrá ya odios ni disensiones, sino unión, concordia y mutua benevolencia. Como podemos ver, si cumpliéramos este pequeño pero gran requisito, por seguro, que la paz, formaría parte de nuestras cualidades morales.
Cuantas definiciones cabrían sobre la paz. Sin embargo, es más complejo que todo ello, por que desde el principio de los tiempos, el hombre, ha estado en guerra siempre. Con él mismo, con la familia, con los vecinos, con los pueblos de alrededor, con otros países.
Hoy quizás, al tratar sobre esta cuestión, podamos descubrir la importancia que la paz tiene para todos nosotros.
Y vamos a comenzar a hablar de algo muy importante, para poder conseguir esa tan anhelada paz.
Los “defectos”, estos que a cada momento no nos dejan sentirnos o estar tranquilos, sosegados. Claro, inevitablemente tenemos que hablar de ellos, pues es en estos que radica la clave para poder sentirnos en calma, con cierta paz.
¿Qué son los defectos? Aquí no vamos a hablar de los defectos físicos por supuesto. Sólo de los defectos internos, que son los que están vinculados a una actitud o un comportamiento que resulta dañino para la propia persona o para el resto de la gente. Ejemplos de defectos internos: Materialista, Agresivo, mal educado, egoísta, orgulloso, colérico, celoso, impaciente, intolerante, avaricioso, intransigente…
Y son realmente estos defectos los que no nos dejan vivir en paz. Estamos en permanente conflicto interno.
Lo primero de todo, es el identificar los defectos que hay en nosotros e intentar eliminarlos. Porque si no somos capaces de ver cuales son esos defectos, difícilmente podremos ponerles fin.
Pongamos un ejemplo: la impaciencia. Su polo opuesto sería la paciencia en este caso. Pues habrá que ponerse a trabajar en éste defecto y fortalecer la paciencia, hasta que la impaciencia pierda fuerza y deje por completo paso a la paciencia. Y ¿cómo se logra esto?, trabajando sin descanso. Practicando la paciencia, en esos momentos que se nos presentan y que serán muchos y en los que antes nuestra actitud era de impaciencia. Tenemos momentos a lo largo del día, para poder poner en práctica todo lo que queramos. Se nos dan muchísimas situaciones donde aprender a controlarnos.
Otra de las cuestiones que no nos permite la calma, la tranquilidad, la paz es que:
Vivimos separados los unos de los otros, tanto entre hermanos, padres e hijos, familiares, vecinos; nos sentimos enemigos; diferentes. Y no nos damos cuenta de que estamos hechos psicológicamente hablando exactamente igual. Y hay una explicación para esto: por ejemplo: el miedo, mi miedo es el mismo que el miedo de un chino, o un ruso, africano. No existe diferencia alguna. El miedo es lo mismo en todos los seres de este mundo. Es el mismo en toda esta humanidad.
Mis celos, mi ira, todo ello, se repite en cada uno de nosotros, sin distinción de país, raza, condición económica, social, religiosa.
Y ¿cómo podemos tener paz interiormente y a la vez producir paz exteriormente? Sólo si somos capaces de eliminar el conflicto interno que hay en cada uno de nosotros. Así, es como podemos crear orden en nosotros y en el mundo. De esta manera, es posible la paz en el mundo. Cuando ella a hecho presencia en lo más hondo de nuestro ser. Cuando no nos enfadamos con los demás, cuando estamos por encima de las trivialidades de la vida. Cuando no distinguimos a los otros de nosotros.
Realmente ¿qué es la paz? sino el estado interior de completa calma, donde la conciencia reposa tranquila y libre. Lleno el ser de esa paz, actúa y edifica acciones a cada paso que da, en bien de él mismo y toda la sociedad. Porque ha sido capaz de liberarse de todos esos defectos que son cargas que nos condicionan a lo largo de nuestras vidas.
La paz, sí es ese estado interior donde le damos paso a las capacidades del espíritu, para que él nos guié por la múltiples existencias. Creando equilibrio y orden; justicia y fraternidad. Por lo tanto, una sociedad digna, una sociedad capaz de gestionar de forma tranquila, los bienes existentes para un reparto equitativo, y eliminar de raíz el sufrimiento en todos sus órdenes. Nos llevará a esa sociedad u humanidad de regeneración que tanto está en boga.
Por tanto, la paz es un trabajo de todos, de cada uno de nosotros, el conquistarla.
La paz que nos lleva a sentir los silencios del alma.
La paz que genera diálogo, afecto y fraternidad.
¿Porqué es necesaria la paz mundial?. Para dar uno de los pasos más importantes de nuestras vidas, la creación del amor entre todos.
La paz nace desde lo más profundo del ser, creando confianza, calma. Envuelve a la mente en un estado de conciliación con lo que realmente somos, para dejar paso a unas de las mayores cualidades de las que somos portadores, el amor.
La paz del corazón humilde, sincero, bondadoso.
Esta sinfonía de paz, la componemos todos, como hermanos espirituales que somos.
Vivir en paz, es disfrutar a cada paso de la vida, sin miedos, sin condicionamientos, rigiéndonos por lo más elevado de nosotros, por esa cualidad que tiene la capacidad de transformarlo todo, el amor. En esa sinfonía de paz, se escucha la canción del porvenir, el futuro hombre nuevo, transformado. De ese ser, que ha estado esperando con verdadera ilusión y entusiasmo, los días venideros de amor fraternal, donde la paz reina en cada corazón que late, y se va renovando a sí mismo, a cada instante.
No más guerras interiores y exteriores; no más conflictos internos y externos; no más luchas entre hermanos que somos.
Creemos entre todos esa sinfonía eterna que nos lleve a alcanzar mayores grados de elevación a nuestros espíritus.
Y que resuene por todo el cosmos, como invitación y bienvenida a otros hermanos de otros mundos. Y así, con esta maravillosa sinfonía sobre la paz, estaremos preparados para la Nueva Humanidad que tanto esfuerzo, lucha y perseverancia, fe y voluntad, hemos necesitado para llegar hasta aquí.
Amigos, compañeros, hermanos queridos nos queda un camino por hacer, por realizar, el trabajo interior en la eliminación de todos esos defectos que tanto nos condicionan la vida, el progreso, la evolución, el pasaje hacia esa Nueva Humanidad, donde la Paz ya no sea una mera definición, si no una verdadera realidad.
Nosotros somos todavía como las aguas turbulentas de los ríos en la alta montaña.
Nuestro corazón vive atrapado entre dos mundos: el material y el espiritual, en una lucha constante, por descubrir el significado de la vida. La paz algún día, formará parte de la Nueva Humanidad. Trabajemos ahora, para que ello ocurra.
Juntos, siempre juntos, aportaremos la fuerza necesaria para lograrla.
Seamos uno.
Seamos paz.
Gracias a todos.
J.F.D.V.
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