DIRECTRICES
Cuando en la fría estepa del sufrimiento humano
te sientas centinela de la fraternidad,
no dejes de alumbrarte con luz de las estrellas
ni apagues de tu pecho la hoguera emocional.
Que no te rinda el tedio ni embargue la apatía;
procura estar alerta, con la mirada en Dios,
y acércate al dolor de todos los que sufran,
sin distinción de raza, de credo y de color.
Comparte de los hombres los íntimos pesares,
el ansia de justicia, de amor, consuelo y paz,
y haciéndoles conscientes de sus propios destinos,
no dejes de alumbrarles con luz del Mas allá.
No fustigues sus vicios con la hiel del tirano,
sino con el ejemplo de la virtud y el bien.
El hombre se hace dócil, mas que al látigo,
al hombre que imponga sin rigores el peso de la Ley.
Acércate al altar del sacrificio estoico
e inmola en el tus ansias de goce y libertad,
para que otros puedan sentirse aligerados
del peso de sus cruces y libres caminar.
Que no te arredre el mal, ni prestes atención
a los gritos internos del ego en rebeldía;
es aDios a quien debes de ir en los demás,
dándote al corazón que amor y luz te pida.
Santifica tu hogar con la oración cristiana;
n o vendas tus favores ni hagas pregón del bien.
¡Que tus manos no sepan la una de la otra
y sean generosas y humildes a la vez!
Tu afán ha de centrarse en la dádiva interna,
en no ser paradigma de la vulgaridad;
no dar por recibir ni esperar cosa alguna,
sino por compasión y amor a los demás.
¿No sabes, por ventura, que el amor es solidario,
de todos los que sufren bálsamo redentor?
Por ello, no dejes de aplicarlo en las heridas
que sangran noche y día sin luz de redención.
El mundo es una hoguera, un astro incandescente,
donde la Humanidad del mal se purifica;
y el Bien es una fuente de luz y de consuelo
para sus pesadumbres, angustias y fatigas.
¡Son tantos los que imploran piedad, misericordia,
los que gimen al margen de toda caridad,
que todo esfuerzo humano resulta indispensable
para calmar sus ansias de amor, justicia y paz!
Tu puedes, si lo intentas, paliar sus desventuras.
Derrama de tu pecho los dones por doquier,
y veras que la Tierra deja de ser estéril,
que la virtud florece en sus yermos también.
No todo es negativo en la parcela humana;
hay huecos en la misma que llena el corazón.
Por eso es necesario permanecer alerta
y estar siempre dispuestos a darse en el amor.
Si así sabes hacerlo, de su divino germen
la siembra generosa en tu provecho harás;
te sentirás dichoso de amar y de servir,
de ser un centinela de la fraternidad.
JOSÉ MARTÍNEZ