Orgullo del hombre
El hombre orgulloso y fatuo,
en toda su imperfección,
plasmó de Dios su figura:
Tú no tienes figura, Señor.
Tú eres el inmenso mar;
eres la fuerza del viento;
el rugir de los volcanes;
los astros en movimiento.
¡El perfume de las flores!
Tú eres, Señor, la luna
que las noches ilumina;
eres, Señor, el sol
que de día nos calienta.
Eres creador de vida;
eres infinito amor;
todo lo que al universo, alienta.
Conocemos tu poder,
mas no conocemos tu esencia.
No tienes figura, Señor.
No es material tu presencia.
(Guardamar, 2015).
Orgullo del hombre por: Maria Luisa Escrich