RACISMO EXECRABLE

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Yo sé que mi piel contrasta
con el color de la tuya,
pero nuestros corazones
están a la misma altura.

Si tú amas, yo también,
si tú perdonas, yo olvido;
y si matas, también mato
en defensa de los míos.

Tú te has hecho de mis tierras
el explotador tirano,
y yo las quiero ver libres
porque las quiero y las amo.

Porque en ellas he nacido
por la Voluntad de Dios
para ser libre, y no esclavo
de tu poder opresor.

Tú te crees superior
porque has tenido una escuela
y sabes de muchas cosas,
pero te falta conciencia.

No es la piel quien nos separa,
sino nuestros sentimientos
cuando se entregan al mal
y dejamos de ser buenos.

Cuando no reconocemos
que somos hijos de Dios
cubriendo una etapa humana
en pos de la Perfección.

La blancura de la piel
no significa pureza,
pues muchas veces encubre
la maldad de almas perversas.

Pues su color diferente
de tal forma las engríe,
que se creen superiores
al que someten y oprimen.

Yo estoy contigo, negrito,
porque piensas como yo
cuando al blanco le replicas
con justicia y con razón.

Cuando luchas por tu pueblo
como él lucha por el suyo,
con las armas en la mano
o el amor más noble y puro.

Tú sabes soñar despierto
con una vida mejor
para los parias del mundo
vencidos por la opresión.

Porque te sientes humano
y amas la libertad,
y prefieres la concordia
y no tener que matar.

Dios te bendiga, negrito,
por tu afán de redención,
por tu amor a la Verdad,
que tiene un solo color.

Por esgrimir ante el blanco
las armas de tu alma buena
y no el color de tu piel,
que os separa y enfrenta.

Las reglas del Apartheid
me han hecho reflexionar
y considerar al blanco
tan negro como el que más.

Pues ¿en qué se diferencia
la blancura de la piel
si el corazón no palpita
al unisono del Bien?

¿Si se olvidan de Jesús
los principios soberanos,
y los hombres se repudian
y no se tienden la mano?

¿Si viven de cara al mal
y no saben comprenderse,
cegados por la pasión
de bastardos intereses?

Hombre blanco y hombre negro
son dos hombres nada más,
en poco se diferencian
si no se saben amar.

Si no saben compartir
los valores de la Vida,
los humanos sentimientos
con equidad y justicia.

Pues el color de sus pieles
nada le dicen a Dios,
que los considera hermanos,
hijos de Su Luz y de Su Amor.

JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ

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