EL AMOR QUE SEDUCE

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Si te sientes humano, 
del Bien amigo, 
y abominas el odio
y el egoísmo,
que a los hombres convierten 
en enemigos
 
y los llevan al caos
y al exterminio,
«AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Si prefieres las cumbres 
al precipicio 
y te mueve el deseo 
de lo infinito, 
de lo imperecedero, 
de lo divino, 
para hacerte más justo 
y equitativo,
«AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Si en la jungla del mundo
te abres camino
y pretendes llegar 
hasta Dios mismo
con la frente muy alta
sin prejuicios,
por la senda del Bien
y el sacrificio,
AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Si en la cruz de la Vida 
yaces transido, 
con la mente en tinieblas 
sin equilibrio, 
y quisieras del alma 
un rumbo fijo 
para darle a tu vida 
un nuevo giro,
«AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Si te encuentras sediento 
de paz y olvido, 
cansado de la lucha 
contra el Destino, 
con la muerte en el alma, 
desfallecido, 
para fortalecerte 
y andar camino,
«AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Si de todas las cosas
Estás ahíto,
Si la vida te causa
Tedio y hastío
Y abocado te vieras
Al suicidio,
Para llenar del alma
El gran vacío,
«AMARÁS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
 
Si te sientes culpable, 
del mal cautivo, 
y librarte quisieras 
de su dominio, 
de tus culpas y errores 
ser redimido 
y elevado a las cumbres 
del Infinito,
«AMARAS A TU PRÓJIMO 
COMO A TI MISMO».
 
Pues este mandamiento 
del Cielo vino 
para perfeccionarnos 
y hacernos dignos; 
para hacer de la Tierra 
un paraíso 
y poder elevarnos 
hasta Dios mismo, 
si sabemos ponerlo 
en ejercicio.
 
JOSÉ MARTÍNEZ
 
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