CONTRADICCIONES DEL PENSAMIENTO MATERIALISTA

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Contradicciones del pensamiento materialista

«Mantengo que la ciencia está reprimida por supuestos que tienen siglos de antigüedad y que se han consolidado como dogmas… El sistema de creencias que gobierna el pensamiento científico convencional es un acto de fe, encallado en la ideología materialista del siglo XIX»

Dr. Rupert Sheldrake -Biólogo y Genetista – Libro: «El Espejismo de la Ciencia»

Desde que en el siglo XIX el pensamiento materialista de las corrientes positivistas comenzó a influenciar el pensamiento científico, hoy podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos, que este es el “pensamiento único predominante» en la mayoría de universidades, instituciones y sedes que investigan y desarrollan el avance de la ciencia en este mundo.

Sin embargo, es curioso observar la paradoja entre las posturas oficiales de muchos científicos que se consideran materialistas y herederos de la más pura tradición ortodoxa de ese pensamiento, negando la existencia del alma o de cualquier ser trascendente como origen de todo lo que existe y la permanente contradicción con las posiciones personales que muchos de ellos mantienen en sus propios sistemas de creencias religiosas.

Salvo aquellos que se declaran ateos o agnósticos, los científicos que son auténticos buscadores de la verdad no niegan ni afirman nada. Antes al contrario, partiendo de una idea o planteamiento de búsqueda desarrollan sus investigaciones, elaborando a continuación una tesis sobre las mismas para apoyarse en el método dialéctico que les permite contrastarla con las antítesis adecuada, a fin de elaborar una hipótesis final y definitiva que tendría que ser refrendada y justificada por las evidencias.

No siempre sucede así. Las evidencias son certezas que ayudan en la consolidación de una hipótesis dada, pero nunca deben ser tomadas como dogma de fe; de lo contrario, la ciencia se convierte en aquello que los ateos materialistas denuncian: una creencia o un mito basado en supuestos y no en pruebas fehacientes de la realidad.

Lamentablemente, el retroceso del pensamiento materialista dentro de la ciencia se produce muy lentamente. Y, sin embargo, existen poderosas razones para que esto se produzca más aceleradamente en función de los avances de disciplinas como la física, la biología, la medicina o la psicología. Fundamentalmente, el pensamiento materialista  afirma que todo es materia, que la conciencia no existe y, por tanto, la realidad que observamos no sólo carece de propósito o sentido alguno sino que la experiencia personal y lo que nuestros sentidos captan no es más que una ilusión.

Este planteamiento es eminentemente determinista, pues si  «todo es materia muerta, sin sentido ni propósito alguno”, si solamente somos máquinas celulares dirigidas por genes ciegos que actúan aleatoriamente, ¿dónde queda el libre albedrío y la conciencia?. Para los materialistas está muy claro, el libre albedrío no existe y la conciencia no es más que una ilusión de nuestros sentidos.

Sin embargo, la realidad nos demuestra otra cosa. Usted, como yo y todos los seres humanos, somos conscientes y muy capaces de cuestionarnos a nosotros mismos. Desde un primer momento podemos tener pensamiento abstracto, capacidad de autorreflexión, vivencias, experiencias subjetivas y memoria que guardamos, aflorando a cada momento en nuestro diario vivir. La experiencia y la capacidad de pensar sobre nuestro propio pensamiento es la consciencia de uno mismo, de su ser y existir, independiente de su cuerpo físico, y con ello el pensamiento materialista que niega la experiencia interna del hombre queda totalmente invalidado.

¿Piensa que usted mismo no es más que una máquina compleja?

La teoría mecanicista de la vida, que considera el universo como un gran mecanismo y al hombre como una máquina, es una de las bases en las que se asienta el pensamiento materialista.

La contradicción  es cada vez mayor cuando los materialistas, considerando al ser humano como una máquina sin control ni dirección alguna salvo la que le marcan sus propios genes aleatoriamente, afirman que somos seres sin libertad propia pues el determinismo que nos afecta por causa de esos tiranos llamados “genes ciegos”, confirma -dicen ellos- que, al no poseer libre albedrío, nada puede surgir bajo la propia voluntad o la experiencia personal. ¿Cómo puede avanzar la ciencia si los propios científicos niegan la capacidad humana de una mente independiente que es determinada de forma ciega y aleatoria? ¿Es esto realmente lo que ocurre?La respuesta es: No.

Y aquí viene otra contradicción. El científico de militancia atea considera el materialismo como doctrina de cabecera, pero a la hora de aplicárselo así mismo, en cuanto a su capacidad de investigar, crear o indagar mediante su libre albedrío establece una distinción curiosa: parece ser que en ellos la capacidad de razonar, ejercer su propia voluntad y desarrollar una creatividad propia, no está influenciada por esos aspectos aleatorios o determinismo genético sin sentido que gobiernan la mente y el cerebro de su máquina corporal, y que sí nos afectan a todos los demás seres humanos.

En la práctica, la teoría mecanicista sólo es posible si coloca a la mente no mecanicista dentro del cerebro humano. De lo contrario cuando un científico elabora una hipótesis o propone una teoría ¿está operando mecánicamente? Lo que ninguno dice es que se considera una excepción al determinismo, creyendo firmemente que progresa en su investigación y no se limita a hacer lo que le dictan su cerebro tiránico y sus genes ciegos.

Dentro de la ciencia y del auténtico espíritu científico es imposible ser un materialista coherente. A no ser que desterremos el mito de la materia muerta o inanimada, convirtiéndola en algo que ahora muchos científicos ateos se empeñan en modificar y subrayar para salir del laberinto en el que el propio pensamiento materialista los coloca, y que no es más que otra contradicción. Se trata de camuflar y sustituir un concepto por otro, para no tener que aceptar una entidad inmaterial (Dios, El Alma, La Mente, La Conciencia, etc.). El pamsiquismo (la psique está en todo) es la respuesta que se les ocurre, una teoría retomada (viene de antiguo) por estos científicos actuales para dotar a la materia muerta, ciega y sin propósito, de un principio energético inmaterial que permite la evolución de los organismos.

Esa energía que algunos defienden encontrar ya en las moléculas y átomos elementales no es más que un disfraz que, lejos de conseguir lo que pretenden, les enfrenta a un nuevo dilema que lógicamente destruye el pensamiento materialista mediante la gran contradicción: ADMITIR QUE “LA MATERIA CONTIENE UN PRINCIPIO ENERGÉTICO INMATERIAL”. En este caso, ya no podemos hablar de materialismo ni de que la única realidad del universo es la materia. Tampoco podríamos hablar de que la materia carece de experiencia, pues esta forma energética que perdura y se transmite a través de los seres vivos perdura en el tiempo y el espacio (memoria). 

Esto último significa que esa energía tiene memoria, que puede replicarse, perdurar y sobrevivir. Y lo más importante, si tiene estas características posee igualmente experiencia y vivencia que se traslada a las formas evolutivas que derivan de ella, con lo que no sólo confirma la evolución sino que está aceptando así mismo una proto-conciencia en todos los seres vivos. Ya nunca más podrán argumentar que la experiencia y la subjetividad no existen, o es una ilusión en los seres vivos. Y con ello, el empeño de NEGAR LA CONCIENCIA COMO ALGO INMATERIAL  -fruto de los prejuicios y sistemas de creencias que algunos científicos mantienen -queda de nuevo en evidencia.

«Cuando la ciencia considera la conciencia una característica fundamental de la realidad, y la religión identifica a Dios con la luz de la conciencia que brilla en nuestro interior, las dos concepciones del mundo empiezan a converger»

Peter Russell – Físico y Psicólogo- Libro: «Ciencia, Conciencia y Luz»

Bienvenidos sean los avances del la física de partículas, donde la conciencia del observador se muestra como el punto relevante capaz de transformar la realidad subyacente de un electrón, convirtiéndolo en energía o materia en función de si es observado o no.

Bienvenido el avance de la memoria biológica contenida en la resonancia mórfica de todos los sistemas auto-organizados que viven, sienten, se emocionan, tienen pensamientos, y que cuando llegan por evolución al desarrollo humano adquieren voluntad, libre albedrío e inteligencia propia. En otras palabras, poseen subjetividad, experiencias y vivencias propias, con memorias inter-conectadas entre todos los seres de la misma especie. 

Bienvenida la conexión biológica entre seres de la misma especie, estableciendo así el paralelismo con el «inconsciente colectivo» de Carl G. Jung que realiza la misma función en el área psicológica del ser humano, trascendiendo el tiempo y el espacio. Bienvenido también el avance de la medicina, especialmente en la nueva disciplina de la psico-neuroinmunología, donde se pone de manifiesto la realidad y transformación de nuestra salud en base a las emociones y pensamientos que albergamos como reflejo de la poderosa acción de nuestra «mente inmaterial».

Bienvenidos, por último, los progresos en neurobiología, donde se demuestra como los pensamientos son capaces de modificar nuestra estructura fisiológica cerebral además de las más íntimas estructuras de nuestro ADN en las neuronas cerebrales, confirmando con ello, que la plasticidad neuronal es una evidencia científica demostrada y que somos lo que pensamos, imponiendo así el dominio de la mente sobre la materia. Y, dejando al cerebro como lo que es realmente, el receptor y emisor de la mente inmaterial, que surge de la conciencia individual humana.

Esto forma parte del cambio de paradigma en el área de la ciencia que viene efectuándose desde hace tres décadas y que está ya sustituyendo el viejo modelo absoluto, mecanicista y materialista, por otro concepto relativista de la realidad, donde lo inmaterial, la conciencia y la espiritualidad afloran como fuerzas predominantes.

«La teoría cuántica revela la interconexión esencial del Universo, siendo este como una tela interligada de relaciones físicas y mentales»

Frijot Capra  – Físico – Libro: «El Tao de la Física»

Interconexión universal como manifestación de la unidad: «todo está en todo». La mente inmaterial transformando la materia física. Campos electromagnéticos que cohesionan y transmiten memoria, herencia y experiencia. Inconsciente colectivo que a todos nos conecta, principios energéticos inmateriales subyacentes en toda la materia, etc., son algunas de las nuevas investigaciones que entierran el pensamiento materialista, que promocionan el estudio de la parte inmaterial y espiritual de la vida y que la ciencia esta ya abordando al mismo tiempo que los prejuicios e influencias del pensamiento materialista científico decrecen y están en paulatino declive hasta su completa sustitución por el nuevo paradigma. Esto es algo que ocurrirá antes de lo que pensamos, debido al extraordinario avance de la tecnología y los descubrimientos que la investigación científica libre de prejuicios está efectuando.

Estamos en la era de la investigación científica y tecnológica y también en la etapa incipiente del descubrimiento, por parte de la ciencia, de la parte espiritual y energética de la vida en todo el universo, y especialmente en el hombre. Este es el nuevo paradigma científico que está al llegar: la unión de la ciencia y la espiritualidad como nunca antes se produjo en la historia de la humanidad. De la búsqueda honesta de la verdad, nadie puede apartar al desarrollo de la ciencia, antes o después se llega a ella, como ocurrió en el pasado y como seguirá ocurriendo miles de años después de hoy.

Antonio Lledó Flor

©2019, Amor, Paz y Caridad

«Tu vida no es un azar, ni eres víctima de la suerte o el destino. Eres hijo De Dios, y si te haces instrumento de su voluntad entregándole tu vida, nada puede detenerte. ¡Tú puedes!

Rev. Robert Schuller – Libro: «Es Posible»

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