Subir y bajar
¿Todo aquello que vamos aprendiendo y experimentando proviene de los espíritus? Creo sinceramente que no todo proviene del mundo espiritual; sin duda, estamos aquí, en la escuela (iba a decir de la vida), pero creo más bien que es la escuela del espíritu. Siendo así es como, a través de todo cuanto nos rodea y de aquellos que nos acompañan en este viaje, que vamos aprendiendo; por tanto, conviviendo con los demás nos vamos enriqueciendo, tanto por lo que puedan enseñarnos con sus aciertos, como con sus errores. Con los primeros, porque no lo sabemos todo y ellos quizá sepan más que nosotros; y con los segundos, porque nos vemos obligados a indagar, a buscar o, al menos, a intentar deshacer el error.
Sin duda, se me dirá que lo que creemos un error de ellos lo sea de nosotros, y es cierto, pero desde el momento en que pensamos que pueda ser un error es cuando debemos averiguarlo, y para ello están el estudio, la razón y la lógica. La doctrina espírita se basa en el estudio de la razón y la lógica.
Como dije, no todo se aprende ni todo son experiencias provenientes de los espíritus, aunque en buena medida nos inspiren; ellos respetan nuestro libre albedrío y nos dejan solos para que aprendamos por nosotros mismos.
Hace algunos años acudieron al centro que yo frecuentaba dos personas con inquietudes; buscaban respuestas a preguntas que se hacían, y no las encontraban. Después de varios minutos de conversación entre ellas y uno de los compañeros (yo permanecía callada, él llevaba en el grupo mucho más tiempo que yo), le dijo:
-Debéis estudiar mucho para subir hasta donde yo estoy, porque yo no puedo bajar hasta donde estáis vosotros.
Estoy segura de que no había mala intención por parte del querido compañero, sino una mala interpretación de los conceptos “subir y bajar”.
¿Se podría argumentar que nuestros conocimientos y experiencias adquiridos perderían en algo su valor, o nos retrasaría nuestra evolución, “bajando”? De ninguna manera; muy al contrario. Aquí entran la razón y la lógica.
La razón por la que estamos en este planeta es, precisamente, para crecer y adquirir conocimientos que no podremos lograr sin el concurso de los demás, porque una de las necesidades es escuchar, y si entendemos que necesitan aclarar ideas, atenderlos.
La lógica nos dice que nada se pierde bajando tantos escalones como sean necesarios para ayudar, aunque sea tan solo uno, a aquel que desee ascender. Y no solo eso: aplicando ese principio de Amor y Caridad se nos sumará, a nuestra escala, ese peldaño que hemos ayudado a subir. Ese trabajo es el que hemos venido a realizar. No solo debemos estudiar y trabajar, aplicando esos conocimientos a nosotros mismos, sino pensando en los demás; y aquellos que hayan tenido la suerte de lograr el conocimiento antes, se afanen en expandir las experiencias adquiridas a favor de aquellos que llegan después. Sabemos que no todos llegamos al mismo tiempo, aunque todos hemos de llegar.
Esta vivencia ¿puede ser considerada como un aprendizaje para mí? Sí, me obligó a razonar. Hay muchos hermanos deseosos de saber, de comprender cuestiones que se les escapan y quieren atrapar, y por esa razón nosotros debemos estar dispuestos a transmitir todo lo poco que aún sabemos, pero que es más de lo que ellos saben. Esto es lógico y razonable.
Jesús vino a enseñar; por eso le llamamos Maestro, y su principal lección fue la Caridad. ¡Ah, la Caridad! La caridad no es solo dar una o muchas monedas, es algo mucho más profundo, y desde luego más importante; es algo que reviste muchas formas; una de ellas es enseñar al que no sabe, porque ese hermano nuestro quizá no haya tenido oportunidad, hasta ese momento, de acceder al conocimiento y al que tiene todo el derecho de acceder.
Nos quedan muchísimos escalones por subir, pero ya hemos tenido la fortuna de subir algunos. Demos gracias por ello, y demostremos nuestra gratitud bajando hasta donde sea necesario, tendiendo la mano para ayudar a ascender a quien desee alcanzarnos, y aun sobrepasarnos.
Subir y bajar por: Mª Luisa Escrich
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