SEMBRADURA DE AMOR

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SEMBRADURA DE AMOR
 
«A los representantes de los Grupos y Asociaciones espíritas y demás hermanos reunidos en Fuente Vaqueros, con mis mejores deseos de unificación y comprensión fraterna.»

 
Cuando las manos se unen
en la siembra del Amor,
todas las almas florecen
para el Bien y para Dios.
 
No hay corazón insensible
que se resista a la vez,
del Bien y la Caridad
cuando se hace con Amor.
 
Cuando en la siembra se ponen
alma, vida y corazón,
dando luz con el ejemplo
de una moral superior.
 
El hombre no es una piedra
indiferente al Amor,
si se le sabe tratar
con prudencia y discreción.
 
Es, como todo mortal,
un ser en evolución,
en lucha con las tendencias
del animal inferior.
 
Los que así lo comprendemos,
tratémosle con amor,
para avanzar
en su camino hacia Dios.
 
No le cerremos las puertas
del alma y el corazón,
para que puedan las suyas
abrirse al Bien y al Amor.
 
La voz del Espiritismo
es clamor de redención,
exaltación de Progreso,
eco del Bien y de Dios.
 
Los que en su luz nos bañamos,
tenemos la obligación
de hacer partícipe al hombre
de su credo redentor.
 
¿Qué importa que nos rechace
y mire con prevención?
Lo que importa que es la siembra
se haga siempre con Amor.
 
Con la sonrisa en los labios,
con el gesto bienhechor;
con la luz de nuestro ejemplo
llevando a la convicción.
 
Toda siembra necesita
de tiempo, esfuerzo y sudor,
para que se haga fecunda
en mieses del corazón.
 
Y el hombre no es una piedra
indiferente al Amor,
y hay que saberle tratar
con prudencia y discreción.
 
No imponerle condiciones
de secta o de religión,
sino hablarle a la conciencia
y despertarle al Amor.
 
Ni hacerle ver imposibles
de una vida sin dolor,
si no se consagra al Bien
y cambia de dirección.
 
Pues por el bien se acelera
del hombre la evolución
al liberarle del mal,
de las sombras y el dolor.
 
No hay sementera difícil
que no dé frutos de amor,
cuando la semilla es buena
y se hace con ilusión.
 
Sigamos pues cultivando
la parcela del Amor,
para que el hombre progrese
en su camino hacia Dios.
 
Y con él, también nosotros,
al cumplir con la misión
de sembradores del Bien,
 la Caridad y el Amor.
 
Porque del bien que se haga
de los demás en favor,
revierte sobre nosotros
 la benéfica función.
 
 
JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ

 

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