Camino de sombras
Del camino de la Vida,
la andadura es dolorosa
cuando de Dios y del Bien
Todo es negrura de abismo,
de angustia y de soledad
cuando del alma nos falta
el sostén espiritual.
El hombre se hace culpable,
se degrada y embrutece,
porque a los goces del alma
los de la carne prefiere.
Siempre voraz e insaciable
de las más bajas pasiones,
se convierte en un harapo
del vicio sin horizontes.
Camina sin ver del Cielo
la límpida claridad,
el cristal de la Esperanza
donde su ser remansar.
Todo es negrura en su pecho,
todo es noche en su dolor,
porque la Luz de lo Alto
no le alumbra el corazón.
Masa de carne insensible
a la voz del Más Allá,
del mal y la negación
se convierte en pedestal.
Y su paso por la Vida
es de amargo sufrimiento,
al vivir aprisionado
de la ignorancia en el seno.
Este camino de sombras
yo también he recorrido,
antes de que me alumbrase
la luz del Espiritismo.
Hoy, que sé de la experiencia,
el amargo sinsabor,
quisiera llegar del hombre,
con amor, al corazón.
Decirle: ¡Hermano!… detente,
retrocede en tu camino
de sombras y negación,
que te conduce al abismo.
Ven al seno de la Luz,
al cenáculo del Bien,
del Amor y la Esperanza,
al encuentro de Kardec.
Dios te espera en sus regazos,
y en ellos podrás ser libre
de las sombras y el dolor
en que prisionero vives.
Reparar de tu pasado
negativo los errores,
devolviendo bien por mal,
alumbrando corazones…
Pero el hombre se resiste
a la Verdad todavía,
y sumido en las tinieblas
de la ignorancia camina.
¿Será largo su camino?
¿Será larga su andadura?
Serán mientras que él lo quiera
y no cambie de conducta.
No por eso dejaré
de persistir en mi intento
de llevarle con amor
de la Verdad al encuentro.
Pues sólo por el Amor
puede el hombre reaccionar,
y en su camino de sombras
emprender la marcha atrás.
José Martínez Fernández
Extraído de su obra “Paso a Paso”