Los pensamientos
Preguntas, preguntas y más preguntas, el ser humano pasa la mayor parte de su vida haciéndose casi siempre las mismas preguntas: ¿Por qué este calvario en el que vivo? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¡Por qué este castigo…!
No voy a incidir en algo de lo que ya se ha hablado y escrito por grandes oradores y escritores en libros y conferencias, como por ejemplo las faltas cometidas en otras existencias, la ley de causa y efecto, etc., etc. Es cierto que en esta existencia arrastramos muchas deudas de vidas anteriores, pero esas deudas, que sin duda tenemos que saldar, no tienen por qué ser a través del sufrimiento; todo ese bagaje negativo podemos modificarlo. Cuando reencarnamos, Dios nos da múltiples herramientas para combatir nuestros defectos y debilidades. ¿De qué forma? Es bien sabido que el pensamiento lo es todo. El pensamiento es el lenguaje por el cual se comunican en el espacio los espíritus entre sí; por el pensamiento todos, encarnados y desencarnados, nos ponemos en comunicación con Dios… Pero el pensamiento no es solo un medio de comunicación espiritual, sino que puede ser un arma muy poderosa; puede ser benefactora o terriblemente letal. Nuestros pensamientos pueden enviar señales que nos deparen paz y bienestar o causarnos inquietud y desasosiego. Pero hay más, los pensamientos se pueden modificar, y esa verdad puede cambiar nuestra marcha por la existencia terrenal, haciéndola más amable. A cada pensamiento negativo opongamos otro positivo. Atraigamos a nuestra mente, a través de nuestros pensamientos, la realidad de lo que somos y cómo somos, estudiando nuestro carácter, nuestras tendencias, reflexionando acerca de nuestros defectos, y enviémonos pensamientos de orden, de comprensión y de amor a nosotros mismos, y sobre todo, de auto perdón. Nuestros pensamientos pueden hacernos comprender nuestros errores del pasado y conducirnos a la redención, evitando, mediante una firme voluntad de cambio, sufrimientos que de otra manera serían inevitables.
A través de nuestros pensamientos podemos modificar lo que los cabalistas denominan «el karma». Dios es infinitamente misericordioso, y durante nuestra vida física nos da grandes oportunidades de redención. Cambiando nuestra manera de pensar cambiarán nuestras emociones y sentimientos, y sobre todo, nuestras acciones; podremos aligerar el peso de la mochila que trajimos de nuestra vida anterior, y al regresar al hogar, al abrir la mochila, que broten de ella los más puros pensamientos de ternura, amor y sumisión a nuestro Padre y Señor.
Propongámonos limpiar nuestra alma, tanto como podamos; los pensamientos son poderosos, y más cuando son limpios. Y en el momento de asaltarnos, reflexionemos: sufro porque soy deudora, pero puedo pagar; cometí grandes errores, pero puedo rectificar; Dios no quiere que yo sufra, pero quiere que sea yo quien evite mi propio sufrimiento. Él me ha hecho dueño de mi libre albedrío y voluntad, dueño de mis sentimientos, emociones y… pensamientos.
Los pensamientos por: Mª Luisa Escrich
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