FRATERNIDAD EN SERVICIO
¿Qué es la fraternidad?
Diversas pueden ser las respuestas, según el sentir de cada cual. Y aún cuando este vocablo suele ser usado por algunos como pantalla para encubrir fines bastardos, la fraternidad verdadera es amor en acción de servicio.
El Amor, que es la esencia del cristianismo y de todas las religiones verdaderas, es la base más firme y única para una convivencia humana armónica y generadora de dicha. Sólo cuando amamos a nuestros semejantes deseando para ellos lo mismo que deseamos para nosotros, sólo cuando tratamos a todos como queremos ser tratados; sólo cuando vibremos en amor hacia todos y hacia todo, podremos b alcanzar la unión con la vibración de amor que trasciende de la Divinidad misma, y que al penetrar en nuestra alma espiritual irradiará energía purificadora sobre la psiquis, o alma humana, a la vez que produciendo un estado de armenia y dicha inefable.
La fraternidad verdadera, que es amor en acción, proporciona siempre felicidad a las almas, tanto encarnadas como desencarnadas, tanto en la vida del plano físico como en la vida del espacio.
Porque para ser feliz, sólo es necesario amar. Una persona puede tener todos los bienes del mundo, pero si no ama, no podrá ser feliz. Esto está demostrado ya por el psicoanálisis. Porque, los bienes materiales por si solos, no pueden proporcionar felicidad; y generalmente, si llevan a la frustración amarga.
El amor es la primera condición para vivir la fraternidad y para la conquista de la felicidad. Pero, no basta con tan sólo desear amar para ser feliz, sino que es necesario poner ese sentimiento en acción, en acción de servicio fraterno en nuestras relaciones humanas. Esto es fraternidad. Fraternidad sentida y realizada, que es cristianismo en acción.
Por ello, es necesario desarrollar en nosotros ese sentimiento y realizarlo en nuestras relaciones humanas, para una convivencia armónica y feliz. Y esa condición mental-sensorial, no es una utopia sino una realidad alcanzable. Y no es que debamos ser unos místicos, ya que vivimos en un mundo muy materializado; pero, conociendo como conocemos ya, que el objeto de la vida humana presente es el progreso espiritual, debemos vivir y actuar siempre dentro de los postulados evangélicos que de lo Superior nos están llegando y que quedan plasmados en los temas que estamos tratando.
Sabemos que la mente y el alma humana están sometidas a la influencia del mundo material en que vivimos, y que las más de las veces son arrastradas por el camino del egoísmo, del desamor y hasta de las pasiones perturbadoras; por falta del conocimiento verdadero, cual es el conocimiento espiritual.
Todos deseamos ser felices, de esto no hay duda, ya que con harta frecuencia vemos a las gentes correr tras los placeres o la adquisición o posesión de bienes materiales, en la búsqueda de la felicidad. No obstante, una vez alcanzados esos objetivos, comprueban que nada de eso satisface el deseo intimo de su espíritu, que sufre por esos desvíos. Y es la falta del conocimiento verdadero, la causante principal del desvío por caminos equivocados que luego hay que desandar, y cuya desandadura puede costar ¡siglos y siglos! de dolor.
Comencemos desde hoy a poner en práctica los postulados evangélicos del amor, en nuestras relaciones humanas. No nos dejemos dominar por la pereza y el comodismo. No nos dejemos cegar por el egoísmo que retarda nuestra evolución. Las oportunidades para esta práctica se nos presentan a diario, en cada momento de la vida cotidiana. Son variados los aspectos en que podemos poner en práctica esos postulados, de practicar el servicio fraterno, que contribuirá grandemente al progreso del espíritu. Y uno de los principales aspectos es divulgar el conocimiento espiritual en una modalidad razonada.
Como vamos apreciando, estos temas están dedicados a la divulgación del conocimiento espiritual, libre de todo dogmatismo y sectarismo. Y hoy, más que nunca, es necesario divulgar el conocimiento que nos ayuda a liberarnos del materialismo embrutecedor, y orientarnos por el camino de nuestra propia superación. Todos podemos dar un poco de luz en este momento de descreencia religiosa. Muchas personas hay con inquietudes espirituales, con interrogantes a los que no encuentran solución; desean conocer la Verdad de la Vida; sienten en si el ansia de encontrar el camino que les libre de la duda y el error… Aquí tenemos una oportunidad de practicar la fraternidad, demostrando con amor, las ventajas del conocimiento espiritual libre de dogmatismos y sectarismos.
(continuará)
SEBASTIAN DE ARAUCO