DEDICADO A LOS ALUMNOS DEL MAESTRO TOMAS PICÓ (*)
En la siguiente poesía cuyo autor es un notable doctor, hallarás lo que debes pedir al Supremo:
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.
Dale Señor a mi alma espiritual sustento,
y a mi cuerpo de arcilla dale el pan cotidiano,
y, dame sólo el mío; jamás el de mi hermano,
que el único que nutre y produce contento,
es el que se ha ganado sin dejar a otro hambriento,
por el único esfuerzo de nuestra propia mano,
sin el sudor de niño, ni de enfermo ni anciano,
sin que haya producido a nadie sufrimiento,
dale también, Dios mío, pan a mi inteligencia,
pan de conocimiento de verdadera ciencia;
no permitas me nutra con venenoso error;
y dale a mis sentidos el bello pan del arte,
y abundante, sin tasa, ni temor a que me harte,
el eterno, el sublime, el santo pan de amor.
*(Extraído de una circular de Don Tomás Picó para sus alumnos) IBI (ALICANTE), JULIO 1934