Lo mejor de lo mejor
para el hombre en esta vida,
es ceñirse a la medida
de una moral superior.
Emanciparse del mal
por medio de la Verdad,
del Bien y la Caridad
haciéndose un manantial.
Desbordarse en el amor
y la entrega a los demás,
sin retroceder jamás
ante el puñal del dolor.
Reducir de sus pasiones
al enemigo interior,
para del Yo superior
desarrollar las funciones.
Seguir de Cristo las huellas
sin mística beatitud,
practicando la virtud
de sus parábolas bellas.
Son los valores morales
los que enaltecen al hombre
los que dan brillo a su nombre
y prebendas inmortales.
Los que le hacen divino
a fuerza de ser humano
y sembrar del Bien el grano
del Progreso en el camino.
Los que le elevan del Cielo
a la infinita mansión,
llenándole el corazón
de amor, paz y consuelo.
Riqueza, fastos y honores
molicie, vicio y pasiones,
degradan los corazones
de los hombres inferiores.
Los sepultan del pecado
en la ciénaga profunda,
donde el mal que los fecunda
traspasa de lado a lado.
y así los vemos caer
fulminados por sí mismos
en los vanos espejismos
de la carne y el placer.
Convertidos en escoria
de las humanas pasiones,
vacíos sus corazones
de amor, luz y de gloria.
Dichosos los que al calor
de la llama espiritual
saben combatir el mal
al enemigo interior.
Los que buscan de la Vida
lo mejor de lo mejor,
de una moral superior
ciñéndose a la medida.
Ellos saldrán victoriosos
de las luchas intestinas
con las pasiones mezquinas
y los vicios ominosos.
Alcanzarán de la Gloria
el divino pedestal
de sus vidas al final,
tras la lucha y la victoria.
Pues el Divino Hacedor
les sabrá recompensar
de su continuo bregar
con las sombras y el dolor.
De su paso por la vida
sembrando el Bien y el Amor,
de una moral superior
al ceñirse a la medida.
José Martínez Fernández.
