¿Vivimos cuando dormimos?
¿Soñamos cuando despiertos?
¿Cuál es nuestra realidad?
¿Cuándo estamos en lo cierto?
¿Cuál es la vida real
en qué nos desenvolvemos,
la que vivimos dormidos,
la que soñamos despiertos.
Nuestros sueños son quimeras
que en la vida lleva el viento,
y sólo la paz del alma
hallamos entre los “muertos”.
Cuando nuestros corazones
se entregan de noche al sueño
y nuestras almas son libres
para volar a su encuentro.
Nuestra vida es una lucha
entre lo falso y lo cierto,
entre la luz y las sombras,
entre lo malo y lo bueno.
Vivimos en confusión
sin amarnos ni querernos,
ni aclarar nuestras ideas
sobre lo humano y lo eterno.
Todo lo tergiversamos,
lo blanco lo vemos negro,
y lo negro vemos blanco,
según sean nuestros sueños.
Pero la Vida real
es aquella en que nos vemos
cuando nuestros corazones
se entregan de noche al sueño.
Cuando el alma se libera
de las tensiones del cuerpo
y vive su propia vida
entre la paz de los “muertos”.
De la Vida espiritual
compartiendo los aspectos
con otras almas hermanas,
vibra de amor y contento.
La materia es una cárcel
para el alma en sufrimiento
que sueña con las alturas
y siente sed de progreso.
Por eso viven dormidos
y ya no sueñan despiertos
al no poder hacer suyas
las quimeras de sus sueños.
Al no poder ser felices
en las cárceles del cuerpo
y vivir agonizando
entre lo falso y lo cierto.
Entre la luz y las sombras
entre lo malo y lo bueno,
sin saber reconciliarse
con la verdad de lo eterno.
Con nuestra vida real
entre la paz de los muertos
ni la vida imaginaria,
irreal de nuestros sueños.
José Martínez Fernández
